Obstinarse en el error

Hoy Información ha publicado una noticia que, leyendo el titular, me ha preocupado bastante. Es cierto que, si uno lee el cuerpo de la noticia, el nivel de preocupación se rebaja, aunque se mantiene.

Os doy el titular y luego vamos a la noticia en sí:

La Cámara mantiene la apuesta por el ladrillo como motor económico de Alicante.

Da miedo, ¿a que sí?, vamos a aclararlo un poco para juzgarlo mejor.

El redactor de la noticia nos aclara que, en los planes de la Cámara de Comercio, entra explotar la capacidad de crecimiento del sector inmobiliario, lejos de ponerle freno.

Sin embargo, la apuesta de los empresarios alicantinos pasa por cuestiones como la domótica, la investigación en nuevos materiales, la apertura del sector a nuevos mercados y la búsqueda de la competitividad mediante la complicidad con las entidades financieras. Todo ello mediante la creación de un Centro Tecnológico de la Construcción con sede en las comarcas del Vinalopó.

Es cierto que, como perspectiva de futuro, no deja de ser una buena propuesta de reconversión del sector inmobiliario, aunque tal como yo lo veo, significa obstinarse en un error que los empresarios de la provincia llevan cometiendo desde hace dos décadas: jugar la mayor parte del capital a una sola carta, la del ladrillo.

Aunque sea mediante l+D+i no deja de ser un empecinamiento que, o bien responde a una escasa capacidad de los empresarios alicantinos para inventar nuevos modelos de negocio, o al miedo al cambio que, dadas las circunstancias, tampoco es nada extraño.

Los empresarios alicantinos han demostrado estos años que la preocupación fundamental que los ha guiado no ha sido la generación de riqueza y perspectivas económicas a medio y largo plazo, sino la acumulación de capital. Esa acumulación de capital, no ha servido para poner en marcha iniciativas empresariales de mayor calado en el sector inmobiliario, a los hechos me remito.

La innovación, pues, no ha formado parte del ADN de los empresarios alicantinos durante estos años, de modo que, puede parecer que su afán por cambiarlo todo (I+D+i), sin cambiar nada (sector inmobiliario) es únicamente el resultado directo de lo que técnicamente se conoce como “ver las orejas al lobo“.

Evidentemente, cambiar el modelo productivo de una sociedad es algo que no se consigue de la noche a la mañana, y también parece claro que la reconversión de la economía alicantina ha de tener un apoyo importante en el sector inmobiliario, generador de la mayor parte de la riqueza de la provincia durante estos años.

Desde un punto de vista estrictamente económico, sin embargo, el sector inmobiliario tiene un límite claro: el territorio es finito, aquí y en los mercados exteriores. Una vez que los empresarios alicantinos tengan alicatada toda la costa de Túnez, Marruecos, Portugal y Taiwan, se les acabó de nuevo el negocio.

Así las cosas, el motor económico alicantino debería, más bien, plantearse un trasvase de medios y de capital a los sectores tradicionales que, durante estas décadas, abandonó: mueble, calzado, alfombras, turrón, etc., y apostar por el diseño y la calidad como nuevos modelos de negocio en estos sectores.

Además, es necesario que los empresarios alicantinos hagan prospectiva sobre sectores económicos de futuro que les permitan diversificar el riesgo empresarial en áreas en las que la provincia pueda aportar valor.

Es por eso que os digo que el titular de la noticia preocupa y confunde a partes iguales.

Entre otras cosas porque, de esa reflexión, se nos plantean otras posibilidades para la provincia que, tal como yo lo veo, complementan al motor económico alicantino, le dan mayores perspectivas de futuro, y que, además, están recogidas en la propuesta de la Cámara de Comercio.

Una de ellas pasa por el agua. La escasez de agua es uno de los males endémicos de esta tierra; de lo que se trata aquí, y en algún lugar lo he leído expresado de esa manera, es “de hacer de la necesidad virtud“. Dado que somos un territorio deficitario en agua, tenemos razones de sobra para ser un territorio puntero en lo que se refiere al reciclado, desalación, ahorro y aprovechamiento de agua. No sólo con políticas públicas encaminadas a tal efecto, sino mediante parques tecnológicos universitarios que investiguen, desarrollen soluciones y generen innovación constante.

Dados los desmanes cometidos y permitidos durante estos años, sería bueno también que los empresarios animaran a los poderes públicos a hacer de la protección del medio ambiente una de las piedras angulares del proyecto de territorio para la provincia. Cuestiones como las energías renovables, la recuperación paisajística, la investigación en técnicas agrícolas -recordad que tenemos varias denominaciones de origen-, o el empuje definitivo a políticas de movilidad en transporte público para el área metropolitana Elche-Alicante, serían buenos ejemplos de una apuesta económica y productiva de futuro.

Vinculada, además, con un sector turístico que necesita urgentemente un replanteamiento de su oferta. El sol y la playa nos aportan turistas año tras año, pero también año tras año nos convierten en un destino de bajo coste y desordenado. La protección y la ordenación del territorio de la provincia deberían ser una de las obsesiones de la propuesta de la Cámara de Comercio.

En definitiva, que si bien la propuesta de la Cámara de Comercio es un buen inicio, es necesario que el foco se mueva desde un sector inmobiliario generador de capital, a otros sectores productivos menos agresivos con el territorio y generadores de futuro económico, empresarial y social para la provincia.

De la predisposición de empresarios y poderes públicos depende el futuro de los ciudadanos de la provincia que, en último término y no se nos olvide, son los clientes de una propuesta de este estilo.